10 junio 2007

La otra orilla

Ante todo disculpas a los lectores (en especial a los comentaristas que preguntan dónde está “la otra orilla”) y a mi compañero de fatigas por mi silencio. No me he caído de un cocotero, como Keith Richards, pero razones de salud y mis obligaciones profesionales me han impedido dedicarle tiempo a los pensamientos oceánicos.


De la otra orilla, poco que comentar, Iván el Sabio ha resumido perfectamente el pensamiento yanki tras la matanza de Virginia: los desgraciados estudiantes murieron porque no llevaban armas para liarse a tiros como John Wayne, no porque un chiflado que compró su arma en una tienda de ultramarinos les disparase...


Desde aquello, no parece que la actualidad se haya movido mucho por allá, si exceptuamos que Paris Hilton está en la cárcel. Por acá también hemos tenido a la Pantoja en el trullo, aunque de momento está en la calle de nuevo bajo fianza. Será el diálogo transatlántico del que tanto le gusta hablar a Ansar.

En el trullo tal vez acabe también el teletubby gay...en esta orilla europea tenemos un rebrote de persecución contra los homosexuales, particularmente en Polonia, donde los retrógrados gemelos Kaczynski (que ocupan la presidencia y la vicepresidencia del Gobierno) lideran una cruzada por las “buenas costumbres” (incluida la persecución política contra todo el que se menee...). La portavoz polaca de los "Derechos del Niño", Ewa Sowinska, ha solicitado a “expertos” de su departamento que analicen si la famosa serie televisiva infantil de los Teletubbies fomenta la homosexualidad. La polémica ha surgido –no se lo pierdan- debido a que uno de sus personajes, Tinky-Winky, es morado y lleva bolso de mujer. En caso de que se confirme la perniciosa “pluma” del citado personaje, el gobierno polaco ha amenazado con retirar la serie de la pequeña pantalla.

Es tremenda esta preocupación por el efecto en los niños que pueda tener la homosexualidad. En España, las iras de la Iglesia contra las reformas aprobadas por el gobierno socialista que equiparan los derechos de los ciudadanos en materia de matrimonio y adopción con independencia de su orientación sexual han disminuido un poco (tal vez se han dado cuenta de que su líder político, Mariano, no es precisamente un ejemplar de “macho man”). Pero lo cierto es que esa fobia a lo homosexual es bastante enfermiza en la jerarquía católica y en los conservadores: como todo el mundo sabe, la homosexualidad se ha desarrollado en dos centros de los que las mujeres (o los hombres en el caso de los conventos) fueron excluidas: el ejército y los monasterios. Y los muy cernícalos, soldaditos y frailes, abanderan ahora la lucha por atacar sus propias tentaciones carnales... Primero, que el matrimonio (como concepto inmutable en sí mismo por los siglos de los siglos) no puede predicarse de dos hombres o dos mujeres. Claro. Aquello de las manzanas y las peras que decía la sabia Ana Botella. ¿Y el divorcio? ¿Eso no desnaturaliza el “matrimonio”? ¿Y la poligamia, admitida por varias religiones? Lo mismo pasa con la adopción de niños por homosexuales. El personal se empeña en preocuparse por la salud mental de los niños que van a ver a sus padres/madres fornicar sin parar con otra persona del mismo sexo. Primero, hay homosexuales que nacen de padres heterosexuales. Segundo, y más importante, yo no sé ustedes, pero la historia de mi infancia no fue una escena porno continuada de mis padres...me imagino que las parejas del mismo sexo no se pasan el día chuscando-dale-que-te-pego delante de los niños...Esa visión se debe más bien a que los intolerantes tienen la mirada sucia y sólo piensan en el sexo (lo cual no es de extrañar, tanta represión no genera nada bueno).

Todo esto por el bolso de mano y el color violeta de Tinky-Winky. Menos mal que la Comisión Europea, ese ente de gobierno europeo desconocido que últimamente no encuentra el Norte, ha salido a la palestra a defender la libertad de expresión. Si gana el PP las elecciones generales, ya sabéis: los próximos en ir al trullo serán...Epi y Blas o Zipi y Zape (estos últimos no por “maricas” sino por ser afines a “ZP”).

Tony Fernández

26 abril 2007

Don´t ask, don´t tell - 25.04.07


La verdad es que no debería estar escribiendo esto, y lo digo por un motivo totalmente egoísta: mis exámenes empiezan dentro de 48 horas. Sin embargo, desde la masacre de la Universidade de Virginia Tech sentía que la pelota estaba en mi tejado. Alguien ya me ha preguntado como se vivía el tema desde aquí. La respuesta es obvia: mal. Hasta que se entierre la última víctima, se entreviste la primera novia del asesino Cho (descrito por los medios de comunicación como un "nonresident alien", pese a que se había criado en Washington) o se reconstituya el último detalle de la matanza, CNN, Fox News y los demás informativos no dejarán de escarbar en la historia. Personalmente, no me parece mal. A alguno le parecerá exagerada la cobertura y los minutos de silencio en los partidos de béisbol, y con razón (Tony incluso podría recordar que mucha más gente muere a diario en Irak), pero quizás lo más inhumano es considerar lo ocurrido como algo banal. Esto lo puedo entender. Además, es hablar de esto o de la paternidad de la hija de Anna Nicole Smith - y lo de Anna Nicole, con el perdón de Martial, ya es insoportable.

Pero lo que me ha llamado más la atención no es el espectáculo creado alrededor de víctimas y asesino, sino la discusión acerca de los motivos de la tragedia. Por un lado, están los que consideran que Cho era un perturbado (en efecto, su historial médico era impresionante) y un inadaptado (los xenófobos se ceban en su origen asiático), y que la responsabilidad debería recaer sobre la universidad, que no logró alejar a semejante individuo de las aulas. El segundo debate es sobre la seguridad de los campi en Estados Unidos. Si Cho ya había matado dos personas dos horas antes de perpetrar su acto final, ¿cómo se explica que los servicios de seguridad del campus no hayan suspendido las clases? Dicho debate viene teniendo grandes repercusiones: muchas universidades (incluida NYU) se han apresurado a avisar a los alumnos que ellos invierten toneladas de billetes en seguridad, y que tienen planes de emergencia contra toda clase de psicópatas y fenómenos de la naturaleza. Es decir, si nos viene encima Freddy Krueger o un Tsunami, estaremos protegidos. El resultado probablemente será que habrá más seguratas por aquí (todos empleados de empresas de seguridad privadas, desde luego).

Y ya está. Ahí tenéis el debate. Pero ¿no se habla de las armas? La respuesta es que no. No se habla de como Cho pudo comprar pistolas semiautomáticas en una tienda. No se habla de que una pistola Glock (con la que Arnold Schwarzenegger enfrentaba el mismo demonio en la olvidable película de acción Fin de los días. Frase de la película: "Between your faith any my Glock nine-millimeter, I'll take my Glock") es un arma de asalto para uso militar. No. Pese a que alguien ha querido preguntar cómo un loco ha podido hacerse legalmente con un arma así, todo intento de desviar la atención del "verdadero" debate (el debate acerca de cómo un inmigrante asiático con problemas mentales podía estar en la universidad y de cómo los servicios de seguridad del campus no lo "neutralizaron" a tiempo) ha sido interpretado como una falta de respeto hacia las víctimas. El dolor primero... después, cuando la historia ya no sea noticia, ya se hablará de las armas. En la página web de la infame National Rifle Association, principal lobby de la industria armamentística en EEUU, ya se pide que los demócratas dejen de "explotar la tragedia"...

Otros van más lejos. La asociación "Gun Owners of America" (http://www.gunowners.org/pr0704.htm) pide que los estudiantes y profesores puedan llevar armas a los centros educativos. La lógica es aplastante: de haber habido más armas dentro de Virginia Tech, Cho habría matado a algunas personas, sí, pero seguramente algún otro estudiante o profesor se lo cargaría antes de matar a 32... En estados punteros como Utah ya se permite que la gente lleve armas a todas partes y jamás (según la asociación) ha habido ningún caso como el de Columbine o Virginia Tech...

Pero que se sepa que Estados Unidos no es un cachondeo: por ejemplo, Borat (el personaje kazajo interpretado por el humorista Sacha Baron Cohen en la película homónima) no pudo comprar armas en Texas. No me ha quedado claro si no las pudo comprar porque no tenía su residencia legal en EEUU o si era porque no tenía un Social Security Card. Lo averiguaré. La semana que viene saco mi SSN, e intentaré adquirir algo por internet (hay tiendas virtuales que hacen con que el Corte Inglés parezca un rastrillo de Mataró). Igual si tengo una Glock puedo pasar olímpicamente de tener fe - en ese sentido, considerando que el papa Ratzinger ha recordado al mundo católico que el Infierno está ahí, igual hago un buen negocio.

P.D. Algunos profesores también apoyan la idea de llevar armas a las clases (igual las necesitan para que los alumnos les hagan caso). Mirad la historia que publica el Boston Globe (http://www.boston.com/news/globe/city_region/breaking_news/2007/04/fired_professor.html). Es una historia divertida.

Iván Rabanillo

04 abril 2007

Ejpain en Primera - 4.4.2007

El otro día nuestra amiga Sara nos envió un mail llamando nuestra atención para el comentario que hacía la crítica del NY Times acerca de la exposición "Facing Fascism: New York and the Spanish Civil War", en el Museo de la Ciudad de Nueva York.

Casi siempre, todo lo que sale en el Times sobre España es de una ignorancia folclórica acerca de España. Por lo general, los artículos son escritos por algún yanqui que se pasó con la sangría o que quizás leyó el Homenaje a Cataluña de Orwell en la adolescencia (ambos, naturalmente, son pecados de juventud). Siempre nos reímos de ello, con mayor o menor grado de cabreo. Por ejemplo, el famoso artículo en el que decían que Madrid era provinciano no nos ofendió, ya que había salido uno sobre Barcelona un mes antes que dejaba la ciudad genial. Pese a que ya he perdido la nacionalidad catalana (al final, ni vivo ni trabajo en Cataluña, y no soy del Barça, para más inri), sigue pareciéndome gracioso que alguien se ría de la megalópolis gallardoniana.

Ejemplos:

1) El pasado 11 de febrero, sale en el Times un artículo titulado "Spain Says Adiós Siesta and Hola Viagra" (http://www.nytimes.com/2007/02/11/world/europe/11spain.html?ex=1328850000&en=990713b8ac0bbbf9&ei=5088&partner=rssnyt&emc=rss). No quiero entretenerme demasiado describiendo los detalles del artículo, pero basta con decir que el primer párrafo decía que hace algunos meses un hombre entró en una farmacia de Madrid, sacó dos pistolas de juguete y dijo a los dependientes que le dieran todo el Viagra que tuvieran. Dos horas más tarde, en lo quizás sería un gesto de gratitud, el mismo hombre volvió a la farmacia con dos ramos de rosas. Fue detenido.

Me ha parecido extraordinario enterarme por el NY Times de una noticia que igual habría salido en los diarios gratuitos que se distribuyen en el metro. Vaya nivelazo. Profundamente representativo del hecho de que los españoles estamos (más bien "están", que en estos casos reivindico mi nacionalidad brasileña) cansados de ser unos pichas flojas.

2) En el artículo "Leader pushes Spain to left, rejecting calls to slow down"(http://travel.nytimes.com/2006/12/13/world/europe/13spain.html), ZP es puesto al mismo nivel de Chávez, Fidel y otros comunistas peligrosos que amenazan la seguridad de la pobre gente que lo único que desea de la vida es una hipoteca a 40 años. Me ahorro las descripciones de las barbaridades cometidas por ZP (reconocer los derechos de homosexuales, meterle caña a la sacrosanta madre Iglesia), pero me quedo con la gente entrevistada por el reportero. En teoría, un reportaje debería recoger una opinión en contra, otra a favor y una tercera neutral. Ya. Pues aquí tenemos que la opinión en contra era de Ignacio Astarloa (descrito en el reportaje como uno de los miembros (sic.) más influyentes del PP). La opinión neutral era de un cierto Emilio Lamo de Espinosa, "a founder of the Elcano Royal Institute" (¿alguien conoce a esa gente?), y que se suscribía a las tesis aznarianas de la balcanización de España. Finalmente, la opinión pro-ZP era de un tío que no quiso identificarse (el reportaje hacía hincapié en que sólo hablaba bajo la condición de permanecer anónimo) y que decía que ZP "no era un "leftist" (¿podríamos traducir el término como "izquierdoso"? Joder, si en EEUU un "liberal" es un tío de izquierdas, "leftist" es Kim Jong Il), sino que un demócrata radical".

Tras este artículo, creo que una de las prioridades del Ministro Moratinos sería la inclusión de España en el eje del mal. Como diría Aznar, debemos jugar en Primera. Como el Valladolid, que va a ascender a la Liga de las Estrellas, ¡y con dos cojones! (que conste que soy hincha del Pucela).

3) Finalmente, el artículo sobre la exposición sobre el fascismo (http://query.nytimes.com/gst/fullpage.html?res=9C04E4DA1530F937A15750C0A9619C8B63&sec=&spon=&pagewanted=print). Para gracia, me quedo con las palabras de Sara, que lo presenta como "Como confundir el tocino con la velocidad, según el New York Times", y llama la atención para el párrafo en el que se dice que "la visión tiránica de Franco jamás llegó al nivel de los planes locos de Hitler o de la empresa demoníaca de Stalin, lo que podría citarse como uno de los motivos de la fácil transición de España a la democracia tras la muerte de Franco". Me faltan las fuerzas para celebrar semejante rehabilitación histórica de la memoria del Caudillo... ¡Y en el NY Times! Sin palabras propias, me quedo con las de Sara "y cómo hablar de algo sin tener ni P... idea de lo que es mantener a un país bajo una dictadura 45 años...".

Visto lo visto, creo que en muy poco tiempo El Mundo será un diario que estará codo con codo con el Times. Hoy por hoy, no veo mucha diferencia...

Iván Rabanillo

19 marzo 2007

Bonito. Todo me parece bonito.

Recién llegados de una visita a “la otra orilla”, donde mora mi buen vecino Iván, estamos de vuelta en la vieja Europa. Un paseo por Manhattan siempre viene bien para tomarle el pulso a la vida, reencontrar viejos amigos y descubrir nuevos rincones de esa ciudad que es un poco de todos y muy nuestra.

Con el decalaje horario aún haciendo efectos, nos sentamos a ver el “telediario”, pequeña concesión patria desde nuestra pequeña atalaya en Flandes. Mariano Rajoy aparece ante sus apañoles para decirnos que la manifestación en Madrid contra la decisión del gobierno le ha parecido “bonita”. Ni Jarabe de Palo, oiga.

Yo me había propuesto no volver a hablar de “ello”. No puedo.

Atrás quedaron los tiempos en que los que nos manifestábamos (contra la decisión de Aznar de entrar en una guerra ilegal e imperialista –se llaman así las invasiones injustificadas-, contra la prepotencia de la ministra de educación, contra las políticas neoliberales de la UE o de los organismos internacionales tipo FMI, contra los gravísimos errores de gestión del Prestige, contra las mentiras del 11-M…) éramos acusados de pancarteros, radicales, vándalos o simplemente de terroristas.

Nos alegramos, Mariano, de que Ángel (Acebes), Eduardo (Zaplana), los obispos y los demás cachorros conservadores le hayáis cogido gusto a las manifestaciones. Está claro que os encanta y nos alegramos. Desde aquellos tiempos de la plaza de Oriente, todos cantando el Cara al Sol, lo echabais de menos, pobrecitos.

Lo triste no es que salgáis a la calle –a diferencia de vosotros, a los demás nos parece legítimo expresar el descontento o la crítica a través de un derecho constitucional-. Lo triste es que salgáis con motivos turbios o de forma incoherente, poniendo a ETA hasta en la sopa de los apañoles. Lo triste es que utilicéis la bandera de todos (eso cuando no aparece con el águila franquista...) para envolverse en ella (recordad que aunque no todos nos embalsamemos en ella, es la bandera de nuestro país, al menos jurídicamente, y eso no es patrimonio suyo). Dejen de mentir, ustedes y sus altavoces Pedro Jota, Jiménez (Todomenos)Losantos, metiendo a ETA hasta en el juicio del 11-M. Y es que, como queda patente en la película “Lobo”, el PP necesita a ETA –tanto como ETA necesita al PP-. De Juana Chaos ha sido puesto en prisión atenuada de forma inteligente –era la menos mala de las decisiones-. Qué vergüenza que se atrevan a criticar lo que ellos mismos hicieron cuando les interesaba. Gran lección la de Rubalcaba preguntando al ladrillo de Zaplana si iban a ponerle flores a las víctimas de todos los presos liberados durante la tregua de ETA mientras Aznar era presidente...


© Kap, La Vanguardia, 07/03/2007


Gran lección. Pero triste. Porque conduce al embrutecimiento de la política. A la política de la bronca y la indignación permanente. Lo ideal sería callarse e ignorar a la jauría de lobos resentidos por haber perdido el poder –más que ganarlo el PSOE lo perdió el PP...-. Dejar que, como está sucediendo, el PP caiga en las encuestas por su estrategia de pataleo –ojalá eso sea producto de una decisión sensata y sensible por parte de los votantes, en otra demostración de madurez después del 14-M-. Porque incluso los votantes de derecha se dan cuenta del mal gusto y del lamentable espectáculo qu e ofrecen los dirigentes del PP. Pero a veces, es demasiada la des-facha-tez y comprendo al ministro de Interior y al presidente del gobierno. ¿Les parece “bonito”? Hay que joderse.

Tony Fernández

06 marzo 2007

À la recherche de Erik Loomis - 06.03.2007

Antes de Navidad, cuando ya llevaba más de 4 meses en Nueva York, se produjo mi primer encuentro con Eric Loomis. El encuentro fue de lo más banal e inesperado: como todas las mañanas, abrí la puerta del apartamento para recoger el New York Times de cada día (suelo hojearlo durante el desayuno). Y, para mi sorpresa, delante de mí había no sólo uno, sino dos ejemplares del Times. Los recogí del suelo, y acto seguido empecé a analizar el segundo ejemplar: iba dirigido a un cierto Erik Loomis, y tenía mi dirección de correo.

Más tarde, bajó María a la recepción para informar al portero (el infame Mike García) que habíamos recibido un periódico que no era nuestro, y que seguramente sería de alguno de nuestros vecinos. García, con su habitual cortesía, le informó que en el edificio no vivía nadie llamado Loomis. María no supo decirme si la respuesta de García fue de que Erik Loomis no vivía aquí, o si dijo que Erik Loomis jamás había vivido aquí – al final, cualquier diálogo con García nunca suele durar más de 5 segundos, y en los últimos 4 te estás alejando para no ser abroncado... Dejamos el diario de Loomis en el pasillo, por si algún vecino lo quisiera recoger.

Como en el cuento de Monterroso, cuando me desperté la mañana siguiente, el diario de Loomis seguía allí. Pero ya no era el mismo periódico: ya era la edición del día siguiente. Intrigado, pensé que Loomis habría cometido un error al suscribirse al periódico: la dirección era la misma, pero pudo haberse equivocado de código postal, y que su Mercer Street sería una calle homónima en Brooklyn, Queens o Bronx. Pero resulta que no hay otra calle Mercer en Nueva York... Lo que estaba claro era que Loomis se había suscrito al Times muy recientemente – de lo contrario, no tendría mucho sentido que sólo hubiese recibido el diario por aquél entonces. Era un misterio... Pero terminé por concluir que Loomis se daría cuenta de su error (al final, el Times le cobraría por la suscripción, y Loomis les llamaría para informarles que jamás había recibido el diario), y que en pocos días los periódicos dejarían de llegar.

Pero no. Los periódicos de Loomis siguieron llegando. Día tras día. El domingo, montañas de papel se acumulaban a la entrada de mi apartamento. Y precisamente en un domingo tuvimos la idea – ¿y si cambiásemos nuestra suscripción para sólo recibir el Times durante el fin de semana? La verdad es que durante la semana se nos hacía complicado leer el Times, y mientras llegase el periódico de Loomis (cosa que no podría durar para siempre), disfrutaríamos de las ventajas económicas de tener un diario gratis...

En aquél momento, no pensamos que nos estábamos aprovechando de Loomis. No, teníamos previsto cancelar nuestra suscripción con o sin el diario de Loomis, y aunque Loomis nos había forzado a adoptar dicha decisión antes de lo previsto, no se nos podría reprochar absolutamente nada... Era lo que decíamos. Sin embargo, la idea de que cometíamos un acto de dudosa moralidad siguió rondando nuestras mentes. Incluso habíamos pensado en escribir al propio Times (de manera anónima) relatando nuestra experiencia.

En el dominical del Times, hay una sección llamada “The Ethicist”, en la que yanquis superobsesionados con ser éticamente correctos dan la lata al pobre articulista. Sin ir más lejos, en el último fin de semana una mujer decía que su marido se había hecho con un aparato que bloquea la señal de los teléfonos móviles de la gente que le molesta (por ejemplo, si iba por la calle y una persona chillaba al móvil, este “Phone Ranger” activaba su gadget y cortaba la llamada del transeúnte). Pensamos que nuestra historia sería muy divertida y que seguramente la publicarían. Al final, no es frecuente que los problemas éticos se los plantee gente que se está aprovechando del propio Times... Pero al final, decidimos no hacerlo. Y el diario de Loomis siguió llegando.

Aplicando mi propia consciencia moral, he decidido adoptar la siguiente actitud: 1) no cancelar mi suscripción del Times (algo tendría que seguirles dando); 2) que no tenía sentido alguno que mantuviera la suscripción del fin de semana. Me cambiaría a la suscripción más barata – la del domingo. Y así lo hice. Puedo decir que esta decisión garantizaba mi paz de espíritu y un sueño tranquilo (aunque viviendo en la segunda planta, al lado de Broadway, difícilmente pueda tener un sueño tranquilo).

Hasta que un día, abro el buzón de correo y encuentro un ejemplar de la revista TimeOut. El destinatario: Jane Loomis. Me quedé de piedra. Ya no era uno el Loomis que se había metido en nuestra vida – ¡sino dos! ¿Sería Jane la mujer de Loomis? ¿Su madre? ¿Qué coño quería el puto Loomis y su mujer con nosotros? Cogí el ejemplar TimeOut y lo tuve en casa, sin querer tocarlo, durante un día. Después lo leí – total, ya que estaba allí...

Pero el nuevo evento en mi relación con Loomis me dejó desconcertado. ¿Quién sería Loomis? Y he hecho lo que hacen todos los Sherlock Holmes de hoy en día: le he buscado en Google. Resulta que Loomis podría ser uno de los colaboradores de un blog (http://alterdestiny.blogspot.com) izquierdoso, en el que incluso hay críticas a NYU. ¿Sería este Loomis, natural de Nuevo México, y amante de los “sapos” (según su blog), mi Loomis? Loomis también es descrito por un colaborador del blog “Lawyers, Guns and Money” (http://lefarkins.blogspot.com/) de la siguiente manera: “everyone knows that Erik Loomis, for example, is a yellow bellied chickenhawk for not immediately volunteering for the US Army, but the constraints of friendship force me to rail against him in private while defending him in public”. Otra vez: ¿será él mi Loomis? Respecto a Jane Loomis, no hay información sobre ella en Internet – podría perfectamente ser Jane Doe.

Me pregunto hasta cuándo durará mi relación indeseada (pero de la que saco evidentes ventajas) con Loomis. Sería exagerado decir que temo a Loomis; al final, dudo mucho de que algún día se vaya a presentar en mi casa (sin embargo, él sabe donde vivo). Pero a veces pienso escribir al Loomis del blog – igual no es el mismo Loomis y el tío se divertirá. Puede incluso que escriba sobre mí en su blog...Y pienso comunicarle la última decisión que he tomado: cancelaré mi suscripción de la edición del domingo del Times.

12 febrero 2007

El empleo del tiempo - 11.02.2007


Hace algunos meses, un colega mío de trabajo (con el que compartía cubículo y interminables jornadas laborales) me decía que había advertido que siempre que hablaba con clientes o conocidos por teléfono (españoles o no), empezaba hablando del clima, después mencionaba algún tema deportivo y, finalmente, entraba en materia. En aquél momento, no le creí. ¿Sería yo tan previsible? ¿Sería yo tan pesado? O quizás mis orígenes tropicales me jugarían una mala pasada: al final, de donde vengo (o de donde vine), temperaturas por debajo de los 20º ya eran noticia. En cualquier caso, y aunque ya me había dado cuenta de que hablaba más del tiempo de lo que había hecho en toda mi vida, no había visto en ello un problema, y terminé por olvidarme del comentario sin haber concluido si era cierto o no.

Entonces me vine a Estados Unidos. Aunque ya sabía la afición (en agosto, con temperaturas aceptables, lo calificaba de afición) que tienen los americanos por la previsión del tiempo, las temperaturas fueron tan agradables hasta diciembre que hablar del tiempo era perder el tiempo, literalmente, y mis conversaciones intrascendentes tenían como tema principal el béisbol (tema para otra entrega del blog). Y cuando vino diciembre, y con él mis mejores esperanzas de un White Christmas con chimenea y Santa Claus volando en trineo en un cielo plagado de gordos copos de nieve, vino también la decepción: había desistido de volver a España por Navidades para tener unas vacaciones nevadas, y en plena víspera de Navidad hacía sol, calor, y estaba en la calle comprando regalos. Pero las elevadas temperaturas me han dado nuevos temas de conversación: el calentamiento global, el efecto invernadero y el último documental de Al Gore. No que me preocupe especialmente el tema, pero debo confesar – y no sin cierta preocupación - que hablar de ello me daba bastante placer.

Vinieron las vacaciones y nos fuimos a California. De San Francisco, me han gustado muchas cosas, pero lo que más me gustó fue poder hablar de San Francisco al volver a Nueva York: San Francisco, decía yo, era mucho mejor que Nueva York: más barata, más limpia, sin ratas y... con mejor clima. En efecto, los días en San Francisco me recordaban los mejores días del invierno en Barcelona. Mis colegas en NY asentían. Para aquél entonces, empecé a darme cuenta de algunos de los síntomas de mi “problema”: todos los días, antes de salir, me miraba el Weather Channel.

Entonces llegó el frío de verdad. Durante las dos últimas semanas, las temperaturas máximas no han superado los 0º, y todas las mañanas se puede ver capas de hielo en las aceras. Aunque lo esperaba, puedo afirmar que no estaba preparado para ello – y de repente, todo el mundo se ha convertido en fanáticos seguidores del Weather Channel, con una especial atención al famoso “feels like”. Aparte esto, la gente ha empezado a desarrollar tácticas de guerrilla contra el peor enemigo que hay en esta ciudad: el viento. Como se trata de una ciudad de anchas calles y avenidas que empiezan en el East River y terminan en el Hudson (o viceversa), las ráfagas de aire que corren por ahí son terribles. La gente trata de refugiarse caminando por callejuelas, pero no hay manera: el llamado “efecto túnel” te puede sorprender en cualquier sitio, a cualquier momento. Entras en una calle, te crees a salvo del viento y... zás, una ráfaga te corta el aliento y te deja tieso.

Pero yo me siento muy a gusto: puedo hablar del tiempo cuando quiero y la gente me escucha con gran atención. Para aumentar el atractivo de mi conversación, trato de memorizar las temperaturas diarias en las distintas zonas de la ciudad y en ciudades harto más inhóspitas, como Chicago – así siempre puedo decir que, en el fondo, tenemos suerte. Incluso he llegado a seguir la retransmisión del día de la marmota (el 2 de febrero), en el que varias marmotas a lo largo de Estados Unidos tratan de predecir si el invierno será todavía largo (6 semanas más) o si habrá “early spring”... Hay muchas marmotas por ahí, pero por afición cinéfila yo sólo creo en Punxsutawney Phil, la marmota de Pennsylvania que sale en la película “Atrapado en el tiempo”. De cierta manera, creo que Phil es la marmota auténtica. Pues Phil, para mi sorpresa, ha predicho, por primera vez desde 1998, que el invierno terminará antes...



Creo que he tengo un problema, pero la verdad es que no sé como solucionarlo. Diferentemente de alcohólicos y drogadictos (o incluso ninfómanos), no hay asociaciones que ayuden a los que comparten mi obsesión. Sin embargo, confío que cuando llegue la primavera se me pasará. Si la marmota Phil no me defrauda, terminará pronto – mientras tanto, sigo con atención la previsión del tiempo de las próximas semanas...

* * *
No que pierda demasiado dejando de seguir las noticias “serias”. Por ejemplo, si pensamos en lo que ha ocurrido en España esta semana, uno preferiría ver a las marmotas: en primer lugar, está la historia del suicidio de la hermana de la Leti. Los buitres de la llamada “prensa del corazón” se han abalanzado sobre la historia de una manera absolutamente inmoral, como ya imaginaba. Pero lo que no me esperaba era que diarios “serios”, como El País, dieran tanta cobertura al suceso. Sin emplear la palabra “suicidio”, los grandes periodistas del periódico más respetado de España se han limitado a informar al respetable que “la muerte se produjo por ingestión masiva de tranquilizantes” y que la difunta dejó “cinco cartas”. Con tanta información, ni hacía falta disimularlo más – hubieran debido poner la palabra “suicidio” en sus titulares, y en mayúsculas. Por aquí la cosa no va mucho mejor: la muerte de la ex playmate y viuda negra Anna Nicole Smith ha criado un revuelo que no os podéis imaginar...

Otro evento que no me he perdido fue la tardía confesión del ex presi Aznar de que “no, no existían armas de destrucción masiva en Irak” y que su error (y esto lo dijo con sorna) fue no haber sido tan listo de imaginarlo cuando todo el mundo (sic.) creía que dichas armas existían. Claro. ¿Quién lo imaginaría? Si las mentes más brillantes del Reino, como Aznar o Jiménez Losantos, no lo sospechaban, es que algo turbio existiría... Pero ya le tomará la confesión alguno de los obispos de la Conferencia Episcopal... "España, aparta de mí este cáliz".





Iván Rabanillo

12 enero 2007

Parole, parole, parole - 12.01.2007

2006 se acabó. Adiós. Acabó con las esperanzas (hasta nueva orden) de no seguir viendo cada cierto tiempo en la televisión vídeos macarrónicos de unos tipos cobardes, cubiertos con capuchas y con un logotipo siniestro (una serpiente enrollada a un palo).

Como dice Serrat sobre los curas fachas, si no fueran tan temibles nos darían risa. Nos darían lástima. Segaron la vida de dos chicos jóvenes que vinieron a España a ganarse la vida humildemente y que descansaban en el coche después de una más que probable dura jornada de trabajo. Y antes mataron e hirieron a cientos de personas. Lamentable. El gobierno de Zapatero estaba haciendo las cosas bastante bien ante la “tregua”, combinando firmeza y flexibilidad para acabar con el terrorismo como asunto endémico de actualidad. Y ello a pesar del ruido y pataleo de Acebes, Zaplana y compañía (como todo el mundo sabe, el PP se regodea inconscientemente con los muertos...ha subido puntos en las encuestas). Con la información disponible, quiero pensar que el gobierno hizo lo que debía. Esperemos que siga así.

2006 también vio la luz Las Dos Orillas, nuestro humilde cuaderno transoceánico, que esperamos seguir alimentando con pensamientos y experiencias compartidas, a las que esperamos que os suméis, para que no sea sólo un diálogo/monólogo, sino una conversación (Gracias Iván, ahora que no nos oye nadie, por prolongar nuestra amistad con este proyecto en común). Mi vecino el Terrible, con su proverbial y fina ironía, me ha llegado incluso a colocar en un titular, junto a mi tocayo Blair y la Reina de Inglaterra. Oportunamente, me indicaba que los principios se quedan en nada si no van acompañados de hechos y de un mínimo de consistencia personal (los máximos de consistencia casi siempre redundan en dogmatismos). Un buen camino-guía para cada día, en el que trataremos de no defraudar. Y si lo hacemos, trataremos de asumir la responsabilidad, igual que le pedí yo mismo a Zidane en los primeros pasos de este proyecto.


2006 también ha visto mi retorno a Bélgica, después de 16 años de ausencia, aunque aún sin que quepa cantar el “volver...con la frente marchita...”. Una vuelta a los orígenes no siempre fácil, pero emotiva. Y, tras unos meses fantásticos en “la otra orilla”, viajes inolvidables por la selva y las playas de México, por las orillas milenarias del Bósforo o las coloreadas calles de Estocolmo. Sin olvidarnos del cochinillo segoviano compartido en amistad. Siempre en compañía de mi dulce Basileia, que embellece cada minuto con su presencia. Y en compañía de nuestras familias, que tanto nos arropan.

2007 empezó. Evocando la canción de Mina y Adriano Celentano, que escuchaba volviendo a casa unos días (Para los nostálgicos…pinchen aquí), 2007 empezó con parole, parole, parole. ETA envió un comunicado en el que la banda se hace responsable de la autoría del atentado de Barajas pero dice que continúa vigente "el alto al fuego". ¿Cómo puede ETA asumir el atentado de Barajas y a la vez decir que sigue vigente el "alto al fuego"? Supongo que del mismo modo que Bush, que desde que dijo que había paz en Iraq han muerto allá más de 3.000 soldados americanos y ni te cuento de civiles iraquíes...¿no? El comunicado, asimismo, amenaza con nuevos atentados si continúan lo que la banda llama "agresión a Euskal Herria", tal y como indicó en el comunicado difundido el 18 de agosto. Pero, ¿en qué consiste la agresión a Euskal Herria? ¿En que no tengan cantante en Eurovisión? ¿En que el Bilbao se dispute la Liga de las Tierras Vascas contra el Alavés y el Eibar (la Real Sociedad no, que tiene extranjeros)? El concepto de identidad colectiva, cuando pasa de la sociología o la antropología a la política se convierte en fanatismo. Lo que importa es el grado de libertad y bienestar del que disfruta un conjunto de personas, no la bandera que ondee en su pasaporte. Y matar en nombre de esa idea de “patria” es monstruoso.

Para el 2007, citando a Ernesto Sábato (lo siento, querido vecino, es argentino...pero aunque Pelé alcanzó cuotas sublimes...no llegó a parafrasear demasiado para la posteridad), que la memoria resista al tiempo y a sus poderes de destrucción. Y que todos contribuyamos un poco/mucho a hacer del mundo (lo cual incluye, para empezar, aquéllos que nos rodean) un lugar más justo, más amable, más humano.

P.S.: El juicio final a Pinochet ha comenzado. Corren rumores de que de éste...no le salva ni Perry Mason.


Tony Fernández